Esta es una historia de autor desconocido que corre por internet, que te ofrezco, una vez revisada, adaptada, y con mis aportaciones personales, para ti.

Erase una vez, hace mucho tiempo, que un grupo de personas malvadas, se divertía con el tonto del pueblo, un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía de hacer pequeños recados y de las limosnas que recibía.

 
Burla grande o pequeño

Cada día, a la misma hora, algunos hombres del pueblo, llamaban al tonto al bar donde se reunían, y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 500 reales, y otra de menor tamaño de 2.000 reales.

El tonto, siempre escogía la moneda más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risa y burlas, por parte de aquellos hombres.

 
Grande o pequeña

Un día, después de que el tonto hubiera elegido una vez más la moneda más grande, una persona que había estado observando la escena más de 30 días consecutivos, llamó aparte al pobre hombre y le preguntó: «¿Cómo es que todavía no te has dado cuenta, de que la moneda más grande vale menos que la pequeña?».

El tonto le respondió: «Lo sé, no soy tan tonto como para no darme cuenta, pero el día que escoja la pequeña, se acabó el juego».

¿Cuáles son tus reflexiones acerca de esta historia?

Las mías son las siguientes:

1. A veces, pan para hoy, es hambre para mañana. ¡Toda conducta, tiene sus consecuencias! Mejor pensar en ellas antes de actuar. Y como decimos en PNL, así cuidarás la ecología de tus conductas, para no tener que decir más tarde aquello de: “¿Pero qué hace una persona como yo en un lugar como éste?”

2. La verdadera persona inteligente, es aquella a la que no le importa pasar por tonta, delante de un tonto que se cree inteligente, sin que eso afecte su autoestima.

 
Autocrítica

3. Porque, lo que importa, no es lo que los demás piensan de mí, sino lo que yo pienso de mí mismo. Si me molesta lo que los demás piensan de mí, quizás (solo quizás), es porque en parte, yo también pienso eso de mí mismo inconscientemente. Entonces, si quieres mejorar tu autoestima, ese es el lugar por donde empezar el cambio, porque de lo contrario, aunque todo el mundo mundial me diga, por ejemplo, que soy una persona divertida, de nada me servirá si yo creo que soy más aburrida que visitar un acuario de almejas.

Que tengas un buen día.

Eduardo Díez – Psicólogo y Coach.